Un síndrome se caracteriza por agrupar diversos síntomas
y signos que caracterizan a una
determinada enfermedad o bien describe al grupo de fenómenos
propios de una situación
específica.
A nivel médico,
se entiende por síndrome a un cuadro clínico que merece ser examinado por tener un cierto
significado. Gracias a sus particularidades, que funcionan como datos semiológicos, posee una cierta identidad,
con causas y etiologías particulares.
Como ejemplo,
podemos citar al síndrome de
Down, un defecto de tipo congénito que se origina por la aparición
de una repetición exacta de todo o parte del cromosoma 21 en el organismo.
Quienes están
afectados por este trastorno, denominado también como trisomía 21, experimentan retraso mental, son propensos a sufrir
problemas cardiológicos y presentan rasgos faciales determinados.
El síndrome de Asperger, por su parte, es un
trastorno generalizado que repercute en el desarrollo. Los individuos afectados por este síndrome sufren fallas en
su inteligencia interpersonal (empatía), por lo que no son capaces de identificar los estados emocionales
ajenos.
Asimismo tampoco
podemos pasar por alto mencionar el conocido Síndrome de Tourette. Este recibe
el nombre del doctor que lo diagnosticó por primera vez en el año 1885, Georges
Gilles de la Tourette. En concreto, se establece que aquel es un trastorno de
tipo neurológico, de carácter hereditario, que se caracteriza porque quien lo
padece cuenta con la emisión de tics y también con una serie de movimientos
involuntarios y de tipo repetitivo.
De la misma forma
también hallamos el Síndrome de Guillain-Barré. Este afecta a lo que es el sistema nervioso periférico que es atacado por el sistema inmunológico de la
persona. Mucho desconocimiento existe acerca de porqué unos individuos sufren
este trastorno y no otros. Sin embargo, lo que sí está perfectamente delimitado
es que quien lo padece ve disminuir de manera notable su capacidad en cuanto a
experimentar sensaciones y sufre de debilidad muscular. Ningún tipo de cura es
el que se ha descubierto hasta el momento de este trastorno que sí tiene
diversos tratamientos para disminuir o ralentizar la enfermedad.
A todos estos
tipos de trastornos habría que añadir igualmente el Síndrome de Rett que es de
clase neurológica y con base genética. El género femenino es en su mayoría
quien se puede ver afectado por aquel que se manifiesta siempre antes de los 4
años y que se traduce en una importante discapacidad por parte de quien lo
sufre. En concreto, se manifiesta en retraso mental, pérdida de las distintas capacidades y retraso en la adquisición del lenguaje.
El síndrome
de abstinencia, asimismo, se reconoce a
partir de síntomas manifestados a raíz de la disminución o suspensión repentina
de la ingesta diaria de la sustancia por la cual se experimenta dependencia. Es
usual, por ejemplo, en los drogadictos que deciden frenar el consumo.
Por último,
podemos destacar al síndrome de Estocolmo, que se produce cuando una persona secuestrada termina por comprender
las razones de sus captores y establece un vínculo afectivo con ellos. Recibe
su nombre por un hecho sucedido en la capital sueca en 1973; en un robo al banco Kreditbanken, los delincuentes mantienen como rehenes a
los empleados
durante seis días. Cuando los captores se entregan, las cámaras advierten que
una de las víctimas besaba a su captor. Más adelante, en el juicio, los
secuestrados defendieron a los delincuentes.
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