La observación general
o inspección general del paciente es el examen del enfermo por medio
de la vista. Esta parte del examen físico comienza desde el momento que vemos
al paciente por primera vez. Al principio la atención se centra en su aspecto
general, su actitud, cómo se desenvuelve, cómo se comunica. Todo esto ocurre
mientras se entabla el primer contacto y luego mientras transcurre la
conversación. Posteriormente, cuando se efectúa el examen físico, la
observación se dirigirá a aspectos más específicos.
Para
practicar el examen físico de forma adecuada, el observador precisa de varios
requisitos:
· Buena luz o iluminación
· Posición correcta del paciente
· Atención del médico a los
detalles
· Entrenamiento de quien la
realice
· Que se realice sin prisa
Las técnicas o particularidades de
orden general, comprenden:
- Hábitos y vestimenta
- Marcha, biotipo, actitud y facies.
- Talla, peso y temperatura.
- Piel, mucosas y fanera (pelo y uñas).
- Tejido celular subcutáneo y panículo adiposo.
Los
acápites a valorar en la observación son:
· Físico
· Emocional
En este proceso, que dura todo el
tiempo que estamos con el paciente, se está captando una gran cantidad de
información. Es necesario entrenar el ojo para realmente "ver". Es
muy posible que distintas personas miren una situación determinada y capten
diferentes aspectos. El médico se entrena para captar lo que al paciente le
ocurre. Con la vista no se hace solamente un "examen físico"
orientado a la anatomía, sino que se trata de captar al enfermo como persona:
cómo se viste, cómo es su manera de ser, si tiene una expresión de estar
preocupado, angustiado o deprimido, etc. Indudablemente, así como la vista
aporta información, la conversación la amplía y la enriquece.
No solamente nos concentramos en el
paciente, sino que también captamos quién lo acompaña, y, si está en su casa,
cómo es el ambiente que lo rodea, qué medicamentos hay sobre su velador, etc.
Otro aspecto importante es efectuar
la inspección en buenas condiciones, despejando la ropa en la medida que es
necesario. Por ejemplo, al examinar el abdomen, es necesario que esté
ampliamente descubierto para efectuar una buena observación.
Es conveniente lograr un buen
equilibrio entre el pudor del paciente y la necesidad de efectuar un buen
examen. Frecuentemente se examina por secciones que se van descubriendo en
forma sucesiva. Al final, todo el cuerpo debe ser visto, de modo que no se
escape, por ejemplo, una hernia inguinal, un tumor testicular, un nódulo
mamario, o un melanoma de la planta del pie.
Posición y decúbito
La posición se refiere a la postura
que la persona adopta estando de pie o acostada. Habitualmente cuando está
acostada se habla de decúbito.
Normalmente cuando la persona está de
pie tiene una postura erecta, activa, que puede cambiar a voluntad. En algunas
enfermedades la posición o postura puede tener características especiales.
Los decúbitos normales de una persona
que puede moverse sin limitaciones son:
·
Decúbito dorsal o supino activo, si está de espalda.
·
Decúbito lateral activo, si está sobre un costado.
·
Decúbito ventral o prono, si está boca abajo, sobre el vientre
Ejemplos de posiciones o decúbitos
que la persona adopta por aspectos propios de la enfermedad:
·
Postura de pie del paciente con enfermedad de Parkinson: Se nota rígido, inclinado ligeramente hacia
adelante, algo encorvado, con las extremidades superiores adosadas a los
flancos y con un temblor grueso.
·
Postura de pie del paciente con una hemiplejía: en el hemicuerpo paralizado su brazo se
encuentra en contacto con el costado y el antebrazo y la mano, están en
semiflexión y pronación; la pierna, a su vez, permanece en extensión.
·
Postura antiálgica o antálgica: posición que adopta el enfermo para evitar el
dolor.
·
Posición genupectoral: Algunos pacientes con pericarditis se hincan de
rodillas y se inclinan hacia adelante hasta apoyarse en los codos o el pecho,
semejando una plegaria mahometana. Un equivalente a esta postura es la posición
de Bleechmann, en la que el paciente está sentado en la cama, con las piernas
flectadas, e inclina su tronco hacia adelante, para apoyarse en una almohada
sobre los muslos.
·
Posición de Fowler: es cuando el paciente se encuentra acostado,
y su cama se ha levantado con unos tacos colocados en las patas del catre de
modo que la cabeza queda más alta que los pies. Se usa en situaciones de
insuficiencia arterial aguda.
·
Posición ginecológica: es
cuando una paciente es colocada en un decúbito dorsal, con sus piernas en
flexión y sus muslos en flexión y abducción. Facilita el examen
ginecológico.
·
Posición de Trendelenburg: es cuando el paciente se encuentra acostado,
y el lado correspondiente a las patas de su cama se ha levantado con unos tacos
de modo que los pies quedan más altos que la cabeza. Se usa en situaciones de
edema o tromboflebitis de las extremidades inferiores.
Marcha o deambulación
Se refiere a la forma como el
paciente camina. Lo normal es hacerlo en forma activa, con control de los
movimientos en los que se nota coordinación y armonía, y la persona se desplaza
a voluntad, habitualmente siguiendo una línea sin mayores desviaciones. Esta
forma de deambular se altera en distintas enfermedades. A continuación se
presentan algunos ejemplos:
- · Marcha atáxica o tabética: se caracteriza porque es inestable, con base de sustentación amplia, con una coordinación alterada de modo que en cada paso la extremidad inferior es levantada con más fuerza que la necesaria y luego el pie cae bruscamente golpeando el suelo con toda la planta. Se ve en pacientes con síndrome cerebeloso y tabes dorsal.
- · Marcha cerebelosa: es un deambular vacilante, con una base de sustentación amplia, como lo que se puede apreciar en una persona ebria. Se puede ver en pacientes con síndrome cerebeloso.
- · Marcha de pacientes con polineutitis (marcha equina o "steppage"). Debido a una imposibilidad de efectuar una flexión dorsal del pie por parálisis de los músculos peroneos, la persona debe levantar más la pierna de modo de no arrastrar el pie y luego éste se apoya primero en la punta y luego la planta. Recuerda el trote elegante de algunos caballos (steppage).
- · Marcha espástica (en tijeras): las piernas están juntas y rígidas por espasticidad; para avanzar, la persona efectúa movimientos alternantes con sus caderas y logra dar pasos cortos.
- · Marcha del hemipléjico: se caracteriza porque el enfermo avanza la extremidad inferior del lado pléjico haciendo un semicírculo arrastrando el borde externo y la punta del pie; su brazo se encuentra en contacto con el costado y el antebrazo y la mano, por delante del tronco, están en semiflexión y pronación.
- · Marcha parkinsoniana: se ve en pacientes con enfermedad de Parkinson y se caracteriza por pasos cortos, una postura del cuerpo flectada hacia adelante, con riesgo de perder la estabilidad, y ausencia de braceo.
Facie y expresión de fisonomía
Se refiere al aspecto o expresión de
la cara. A medida que transcurre la entrevista médica, es posible captar por la
forma como el paciente se expresa y por su semblante, si está sereno,
angustiado, depresivo, etc. La facie de un paciente puede presentar rasgos
característicos que orientan a una determinada enfermedad.
Algunos ejemplos se presentan a
continuación:
·
Facie acromegálica: se
caracteriza por la prominencia de la mandíbula, macroglosia, protrusión del
hueso frontal y rasgos toscos por crecimiento de huesos y tejidos blandos. Se
encuentra en tumores hipofisiarios productores de hormona de crecimiento.
·
Facie cushingoide: la
cara se ve más redonda ("cara de luna llena"), la piel se aprecia más
fina y eritematosa y es frecuente observar mayor cantidad de vellos y lesiones
de acné. Se ve en cuadros asociados a exceso de corticoides.
·
Facie hipertiroídea: se
caracteriza por una mirada expresiva, que está determinada por una ligera
retracción del párpado superior; en algunos pacientes existe un exoftalmo
(protrusión de los globos oculares). La piel se aprecia fina y húmeda. Se
asocia a un exceso de hormona tiroídea. Al solicitar al paciente que siga con
la mirada el dedo del examinador desde arriba hacia abajo, se hace más notoria
la esclera del ojo entre el borde superior del iris y el borde del párpado
superior. Este es el signo de Graefe.
·
Facie hipotiroídea
o mixedematosa: destaca
la poca expresividad del rostro, asociado a rasgos abotagados (viene de
"hinchazón"), aspecto pálido amarillento, piel áspera y pastosa, pelo
escaso, edema periorbitario y macroglosia; con alguna frecuencia se pierden las
cejas en los lados externos. Se asocia a cuadros en los que existe un déficit
de hormona tiroídea.
·
Facie hipocrática: puede encontrarse en enfermedades graves como una
peritonitis aguda o un estado de shock (colapso circulatorio).
Se caracteriza por un perfil enjuto (delgado), con ojos hundidos, ojeras,
palidez y sudor frío.
·
Facie mongólica (del
síndrome de Down). Se aprecia una inclinación mongoloide de los ojos, con
pliegues epicánticos (pliegue de la piel que cubre el ángulo interno y
carúncula de los ojos), puente nasal aplanado, implantación baja de las orejas
y macroglosia.
·
Facie parkinsoniana: se ve en pacientes con enfermedad de Parkinson. Se
caracteriza porque tienen muy poca expresividad (hipomimia), pestañean poco, y
puede escurrirse un poco de saliva por las comisuras labiales.
·
Facie febril: se
caracteriza por rubicundez, especialmente de las mejillas y ojos brillantes.
·
Facie mitrálica: se observa en algunos enfermos con estenosis
mitral. Las mejillas se presentan con una rubicundez cianótica.
Conciencia y estado psíquico: Examen mental
En esta sección es necesario efectuar
un examen mental mediante el cual se obtiene información
respecto al grado de alerta, el juicio, la inteligencia, la memoria, el estado
de ánimo. Estos son parámetros que forman parte de la evaluación del estado
mental de una persona y es necesario saber identificarlos y analizarlos.
Habitualmente, mientras transcurre la
conversación con el paciente, el médico va recogiendo información sobre estos
distintos parámetros: la forma cómo se viste, cómo se desenvuelve, cómo conversa,
cómo analiza la situación, el tipo de preguntas que hace, etc. Todo esto lleva
a formarse una imagen respecto al nivel de conciencia, la inteligencia, el
estado anímico, la educación de la persona, el temperamento.
Esta evaluación debe estar de acuerdo
al nivel cultural de la persona. Si su instrucción es muy básica, no se podrán
solicitar operaciones complejas de tipo matemático o que requieran
conocimientos que nunca adquirió.
Nivel de conciencia
Este parámetro se refiere al grado de
alerta y orientación respecto al medio que lo rodea. Cuando el paciente
impresiona algo comprometido de conciencia, es conveniente partir investigando
lo siguiente.
· Orientación en el tiempo: Se pregunta: ¿En qué fecha estamos? ¿En qué mes?
¿En qué año? ¿Qué día de la semana?...etcétera.
· Orientación en el espacio: ¿Dónde se encuentra usted? ¿Está en un hospital?
¿En su casa? ¿Qué hospital es?...
· Reconocimiento de personas: ¿Quién soy yo? ¿Qué labor desarrollo? Si está
presente un familiar: ¿Quién es esa persona?
Además de las preguntas, para conocer
el nivel de alerta de una persona se puede recurrir a otros estímulos: ruidos,
mover al paciente, tocarlo, aplicar un pellizco suave en la región
infraclavicular, presionar con un dedo el lecho ungueal o en la región
retroauricular, sobre el proceso mastoides. Se trata de evaluar el grado de
respuesta que se obtiene con estímulos de distinta intensidad, algunos de los
cuales puede llegar a producir dolor, pero teniendo el cuidado de ser prudente,
saber dosificar el estímulo y no infligir un daño.
Niveles de conciencia (despertar):
·
Lucidez. Estado
de plena alerta. Corresponde a la persona normal. Es capaz de mantener una
conversación y dar respuestas atingentes a las preguntas simples que se le
formulan.
·
Obnubilación. El
paciente se encuentra desorientado en el tiempo (no sabe la fecha) o en el
espacio (no reconoce el lugar donde se encuentra); indiferente al medio
ambiente (reacciona escasamente frente a ruidos intensos o situaciones
inesperadas y está indiferente a su enfermedad). Es capaz de responder
preguntas simples.
·
Sopor. El
paciente impresiona estar durmiendo. Si al estimularlo, despierta, pero no
llegar a la lucidez, y actúa como si estuviera obnubilado, respondiendo
escasamente preguntas simples, se trata de unsopor superficial; al
dejarlo tranquilo, el paciente vuelve a dormirse. Si es necesario aplicar
estímulos dolorosos para lograr que abra los ojos o mueva las extremidades
(respuesta de defensa), se trata de un sopor profundo.
·
Coma: no
hay ninguna reacción a estímulos externos, incluso, aquellos capaces de
producir dolor. Pueden presentarse reacciones no voluntarias que son más bien
reflejos.
Otros aspectos importantes de evaluar
en el examen mental son los siguientes:
Lenguaje
Es el sistema mediante el cual los
seres humanos se comunican. En la evaluación del lenguaje se aprecia si la
persona es capaz de entender las preguntas que se le formulan, de responderlas
atingentemente, de entender un texto escrito, de escribir, de nombrar objetos
que se le muestran. La extensión de esta evaluación dependerá de trastorno que
exista.
Evaluación del lenguaje
Capacidad de comprender preguntas u
órdenes simples y de responder. Formule preguntas o solicite efectuar
acciones sencillas, como: "Saque la lengua", "Levante las
manos", "Cierre los ojos". Por supuesto, si existe sordera o un
déficit motor, la orden podría no tener respuesta por ese tipo de limitación.
Podría ocurrir que la persona
comprenda la pregunta, pero por una afasia motora no es capaz
de expresarse. Si no logra comprender la pregunta, podría tratarse de una afasia
sensorial. Otra posibilidad es que la persona escuche bien, pero por un
estado confusional, no da respuestas atingentes, aunque es capaz de hablar.
Otros parámetros relacionados con el
lenguaje son:
- Capacidad de nombrar objetos (por ejemplo, al mostrarle un lápiz o un
reloj).
- Capacidad de leer un párrafo.
- Capacidad de escribir una frase (si la persona es capaz de escribir una
frase, no tiene afasia).
Memoria
Es la capacidad de recordar hechos
pasados. Estos pueden ser recientes o más antiguos (hechos
remotos). También se evalúa la capacidad para retener nueva información.
· Memoria de hechos remotos. Para investigarla se pregunta sobre cumpleaños,
fechas nacionales memorables, respecto a la familia, dónde estudió, dónde
trabajó, etc. Las personas que están desarrollando una demencia, como se ve en
la enfermedad de Alzheimer, tienden a recordar mejor los hechos remotos que los
recientes.
· Memoria de hechos recientes. Se le pregunta por acontecimientos ocurridos
durante ese día (p.ej.: en qué vehículo fue a la consulta, a qué hora tenía su
entrevista, con quién ha estado en el día). En estos casos conviene hacer
preguntas sobre aspectos que uno pueda confirmar ya que algunos paciente
presentan confabulación (inventan hechos para compensar defectos de la
memoria).
· Capacidad para aprender cosas nuevas. Se le mencionan al paciente tres objetos (p.ej.:
auto, lápiz, mesa), y se le repite lo mismo hasta que lo memorice. Después de
conversar un rato de otros temas, se le pide recordarlos.
Funciones cognitivas superiores
·
Pensamiento
abstracto. Se pregunta sobre parecidos (p.ej.: ¿en qué se
parece un avión a un barco? ¿una manzana a una pera?), diferencias (p.ej.: ¿en
qué se diferencia un enano de un niño? ¿un río de una laguna?) o sobre el
sentido de un proverbio (p.ej.: ¡No por mucho madrugar amanece más temprano!).
Esta capacidad se altera en situaciones en que la conciencia y la concentración
están comprometidas.
·
Cálculo aritmético
y series invertidas. Se le solicita al paciente efectuar
operaciones matemáticas simples (p.ej.: sumar 4 + 8... y se le va agregando
otras sumas, sustracciones, etc., pudiendo aumentarse el grado de complejidad).
Otra posibilidad es solicitar que la
persona efectúe inversión de series. Por ejemplo, contar desde 20 a 0,
saltándose de 2 en 2 (20 -18 -...). De mayor complejidad es solicitar efectuar
una resta partiendo del número 100 y sustrayendo 7 cada vez (100 - 93 - 86 -
79...).
Otra forma de ensayar series
invertidas es solicitando deletrear palabras. Por ejemplo, deletrear
NOMBRE al revés.
·
Capacidad para
reproducir un dibujo. Al paciente se le pasa una hoja en
blanco y un lápiz, y se le pide que reproduzca un dibujo que uno ha efectuado
en una esquina del papel, tal como un círculo, un cubo, una casa de líneas muy
simples, un árbol, etc.
Otra alternativa es pedir que dibuje
la esfera de un reloj o simplemente que trate de escribir su nombre.
Este tipo de pruebas sirve bastante
para evaluar compromisos fluctuantes de conciencia, como ocurre en pacientes
con encefalopatías metabólicas (p.ej.: en cirróticos con encefalopatía hepática).
En la medida que los enfermos van mejorando, estas capacidades también mejoran,
pudiendo llegar a normalizarse.
Estructuración del pensamiento y
percepciones
La alteración principal del examen
mental en algunos pacientes está en la estructuración del pensamiento, en su
contenido y en una falla en la percepción o interpretación que hacen del medio
ambiente. Esto lleva a distintas alteraciones de tipo cualitativo de la
conciencia, como son los estados confusionales, los delirios, las psicosis.
· Confusión. El paciente no es capaz de enjuiciar en forma
correcta su situación y presenta desorientación en el tiempo y en el espacio,
no reconoce a las personas y objetos familiares, no se concentra y falla su
memoria.
· Delirio. El enfermo impresiona desconectado de la
realidad, con ideas incoherentes, ilusiones (interpretación
errónea de estímulos externos reales) y alucinaciones (percepción
de estímulos externos sensoriales que no existen), sin advertir su error.
· Psicosis. La persona presenta una desorganización profunda
del juicio crítico y de la relación con la realidad, asociado a trastornos de
la personalidad, del pensamiento, ideas delirantes y frecuentemente
alucinaciones (p.ej.: la persona siente voces que le ordenan efectuar
determinadas misiones).
Estado anímico y personalidad
A lo largo de la entrevista, de la
conversación con el paciente, de la observación de sus gestos, del análisis de
sus respuestas, se podrá obtener información sobre sus rasgos de personalidad y
su estado anímico. Indudablemente, la evaluación de estos aspectos de muy
importante para un psiquiatra. En un nivel más básico, interesa evaluar si la
persona tiene una personalidad dentro de los modelos de normalidad que
habitualmente se conocen y si presenta una alteración del ánimo (p.ej.:
depresivo, ansioso o eufórico). También se puede evaluar la emotividad,
sentimientos, voluntad, forma de reaccionar ante distintas circunstancias.
Constitución y estado nutritivo. Peso y talla
La constitución se
refiere a la forma general del cuerpo. Existen varias clasificaciones. Entre
ellas se distingue:
·
Constitución mesomorfa
o atlética: cuando se presenta un desarrollo armónico,
proporcionado. Es una persona de estatura media y complexión vigorosa.
·
Constitución ectomorfa,
asténica o leptosómica: cuando predomina un crecimiento en altura,
con tendencia a ser delgado y tener extremidades largas.
·
Constitución endomorfa
o pícnica: cuando
predomina una talla corta, asociada a sobrepeso.
El estado nutritivo se
aprecia en primer lugar mediante la observación. Se observa el desarrollo del
panículo adiposo y las masas musculares. Se buscan signos carenciales en la
piel y las mucosas (queilitis, glositis, cambios pelagroídeos en los
antebrazos, etc.).
También se efectúan mediciones
antropométricas. Las más usadas son el peso y la talla.
Otras mediciones pueden estar dirigidas a medir varios pliegues subcutáneos
para estimar la cantidad de grasa corporal.
De las mediciones del peso y de la
talla se puede obtener:
·
El peso ideal para la talla:
existen tablas que han estudiado el peso que debe tener una persona respecto a
su talla, buscando la asociación que se relaciona con la mejor sobrevida.
Para usar una de estas tablas, se busca el peso que debería tener la persona para su talla (por ejemplo, si mide 170 cm y es hombre, debería pesar 77 kg). Luego se calcula la relación de este peso "ideal" con el peso "real" (por ejemplo, si la misma persona del ejemplo anterior pesa 84 kg, tiene un sobrepeso de 9%). El rango aceptado como normal es hasta 10% sobre el valor de referencia. Si la persona está más de 10% bajo la recomendación, podría tener un compromiso nutricional (esto no es aplicable a gente joven de contextura delgada). Sobre 20% se considera que la persona está obesa.
Para usar una de estas tablas, se busca el peso que debería tener la persona para su talla (por ejemplo, si mide 170 cm y es hombre, debería pesar 77 kg). Luego se calcula la relación de este peso "ideal" con el peso "real" (por ejemplo, si la misma persona del ejemplo anterior pesa 84 kg, tiene un sobrepeso de 9%). El rango aceptado como normal es hasta 10% sobre el valor de referencia. Si la persona está más de 10% bajo la recomendación, podría tener un compromiso nutricional (esto no es aplicable a gente joven de contextura delgada). Sobre 20% se considera que la persona está obesa.
·
Es conveniente tener presente que
estas tablas no son enteramente confiables, sino que sirven de orientación
solamente ya que hay una serie de variables que también deben ser consideradas:
la contextura de la persona, su edad, la etnia de la cual procede, etc.
·
Otra forma de expresar la relación
del peso con la talla es mediante el índice de masa corporal. Esta
medición relaciona el peso (en kg), con la talla (en metros) elevada al
cuadrado:
·
Según el valor obtenido, se clasifica
la persona en alguno de los siguientes rangos:
IMC
|
Estado
|
20 - 25
|
Normal
|
25 - 28
|
Sobrepeso
|
Sobre
28
|
Obeso
|
Sobre
40
|
Obeso
mórbido
|
Bajo 20
|
Delgado
|
Un aspecto interesante de este
cálculo es estimar cuánto debería pesar una persona para no superar el índice
de masa corporal de 25 que se considera como el límite de lo normal. Se mide la
talla, se eleva al cuadrado, y el resultado se multiplica por 25 (p.ej.: si la
talla es 1,7 metros, al cuadrado es 2,89, y al multiplicar por 25 se obtiene
72,2 que sería es el peso máximo en kilos considerado normal para una talla de
1,7 m).
Piel y anexos
La piel es el órgano que cubre toda
la superficie corporal y al examinarla se deben evaluar los siguientes
aspectos:
- a) Color
- b) Humedad y untuosidad.
- c) Turgor y elasticidad.
- d) Temperatura.
- e) Lesiones (primarias y secundarias).
- f) Anexos de la piel: pelos y uñas.
A continuación se entrega una breve
mención de las características mencionadas.
Color
· La coloración de la piel depende de varias
característica.
· Cantidad de pigmento melánico (melanina).
Esto depende de la raza, la herencia y la exposición al sol. Es normal que en
ciertas zonas del cuerpo exista una mayor pigmentación, como en pezones,
genitales externos o alrededor de orificios naturales.
· Riqueza de capilares sanguíneos, perfusión
tisular, cantidad de hemoglobina, oxigenación y grosor de
la piel. Según esto se puede observar un tono rosado, rubicundo, pálido,
cianótico. Esto se notará mejor en personas de raza blanca (caucásicos). Una
buena perfusión tisular junto a niveles adecuados de glóbulos rojos oxigenados,
produce una coloración rosada; en anemia, se aprecia palidez (especialmente en
mucosas, lengua, conjuntiva palpebral, palma de manos, lechos subungueales); en
poliglobulias (gran cantidad de glóbulos rojos) existe un aspecto rubicundo;
una oxigenación defectuosa, con mayor cantidad de niveles de hemoglobina
reducida, se asocia a cianosis (lechos ungueales, orejas, labios, lengua,
mucosas en general); estados de shock (colapso circulatorio),
con vasoconstricción cutánea, se asocian a palidez y frialdad (que se palpa
mejor en manos, pies, orejas, punta de la nariz).
· La presencia de otros pigmentos. Estos
pueden ser de distinta naturaleza. El aumento de bilirrubina sobre 2 mg/dL se
traduce en ictericia; el aumento de carotenos, tal como ocurre en bebés con
alta ingesta de zanahorias, da lugar a una coloración amarillenta.
· Varias enfermedades se asocian a cambios en
la coloración de la piel. En hemocromatosis (depósitos aumentados de
fierro), insuficiencia suprarrenal (enfermedad de Addison), cirrosis hepática,
insuficiencia renal crónica, la piel se oscurece.
· Como resultado de fenómenos físicos,
como ocurre en zonas del cuerpo que se hiperpigmentan por efecto de roces
(p.ej.: en el cuello) o por traumatismos repetidos. Personas que pasan mucho
tiempo frente a braceros adquieren en las zonas más expuestas al calor una pigmentación
reticulada.
· Cambios localizados de coloración. En el embarazo, y, a veces,
por estrógenos, puede aparecer una mayor coloración en la cara, especialmente
en las mejillas, que se conoce como cloasma gravídico; pacientes con lupus
eritematoso también pueden presentar eritema en las mejillas (por la
distribución que adopta, se conoce como "mariposa lúpica").
· Lo opuesto a lo anterior sucede cuando falta el
pigmento melánico, tal como ocurre en el albinismo, que es una condición
generalizada, de base genética; el vitiligo, que es una alteración localizada
por desplazamiento del pigmento; o zonas de descoloración, como ocurre en las
cicatrices.
Humedad y untuosidad
Humedad. Es una cualidad que depende de la hidratación, la
acción de las glándulas sudoríparas, el calor ambiental y el estado
neurovegetativo.
Untuosidad. Es la condición oleosa que puede adquirir la piel
por efecto de las glándulas sebáceas.
Turgor y elasticidad
Turgor. Es la resistencia que se aprecia al efectuar un
pliegue en la piel (p.ej.: en el antebrazo, en el área bajo la clavícula). Se
relaciona con la hidratación de la persona. El turgor disminuye en personas
deshidratadas.
Elasticidad. Se refleja en la rapidez del pliegue en
desaparecer al separar los dedos. Depende de la cantidad de tejido elástico. En
los ancianos, disminuye.
Temperatura
Puede estar normal, aumentada o
disminuida. Está aumentada en condiciones que afectan a todo el organismo
(p.ej.: fiebre) o ser un signo localizado en una zona determinada (p.ej.:
celulitis). Está difusamente disminuida en casos de hipotermia generalizada,
reacción al frío ambiental (vasoconstricción) o por mala perfusión (p.ej.:
isquemia de una extremidad).
Lesiones cutáneas
Al examinar las lesiones o
alteraciones de la piel es necesario fijarse en aspectos como los siguientes:
· Las características de las lesiones más elementales
(p.ej.: si son máculas, ronchas, pápulas, etc.).
· Cómo han evolucionado desde su aparición.
· Su ubicación en el cuerpo. En este sentido conviene
fijarse si son: (a) únicas o múltiples; (b) simétricas o asimétricas; (c)
localizadas o generalizadas; (c) de distribución centrípeta (tronco y abdomen)
o centrífuga (de extremidades); (d) ubicación preferente (p.ej.: zonas
expuestas al sol); (e) su distribución en el cuerpo (p.ej: siguiendo un
dermátomo en el herpes zóster).
· Si las lesiones tiende a confluir.
· Los síntomas a los que se asocian (p.ej.: dolor, prurito,
sensación de quemazón).
· Las circunstancias en las que aparecen (p.ej.: con
relación a un determinada enfermedad o por uso de medicamentos).
· En ocasiones es necesario precisar si el paciente
ha viajado, sus condiciones sociales, contacto con personas que tengan lesiones
similares, contacto con animales, actividad laboral, etc.
Las lesiones cutáneas pueden
ser elementales, si es la primera manifestación (p.ej.: pápulas,
vesículas), o secundarias, si son consecuencia de otra lesión que
apareció primero (p.ej.: costras, cicatrices).
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