miércoles, 19 de agosto de 2015

Posicion de Trendelenburg.-

La posición de Trendelenburg es, básicamente, la que todas las doñas del barrio sugieren cuando a alguien le da el patatús. En otras palabras, te da el yeyo y ellas te levantan las piernas ("Pa´que la sangre te llegue al celebro") sin piedad de tu falda y enseñando al pueblo entero que hace dos meses que no te depilas las ingles. O sea, que consiste en elevar las piernas y bajar la cabeza, de forma que ésta quede unos 10-15 grados por debajo del tronco. Las doñas tienen razón: sirve para mejorar el retorno venoso en situaciones de bajada de tensión arterial. Pero, ¿para qué se usa en el quirófano? Básicamente, se usa para facilitar la cirugía de la parte inferior del abdomen y de la pelvis. Si a usted le van a operar de una prostatectomía radical por laparoscopia, probablemente, su cirujano pida a lo largo de la cirugía que "le pongan en Tren". Por efecto de la gravedad, las vísceras tienden a ir hacia la cabeza facilitando la manipulación quirúrgica de la zona baja del abdomen.
 
También, la usamos los anestesiólogos y anestesioblastos cuando queremos coger una vía central, porque distiende la yugular interna y disminuye el riesgo de que una burbuja de aire pase a la sangre en el momento del pinchazo.
Pero el "tren", como coloquialmente se la llama, tiene su lado oscuro. La presión del intestino en el diafragma limita la respiración del paciente y favorece el vómito (al aumentar la presión en el estómago). Por otro lado, la compresión de las venas y arterias de la parte superior del cuerpo hace que aumenten, también, la presión en el cerebro y en los ojos y que se produzca hinchazón de la cara y de la vía aérea por la que respiramos (con lo que podemos tener problemas a la hora de retirar el tubo endotraqueal al paciente).
 
Por eso, los anestesistas, en general, limitan el tráfico ferroviario y los "trenes" largos y de alta velocidad.












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